LA NO-VIOLENCIA
COMO ESPIRITUALIDAD
Charla abierta de Fernando A. García en el
local de La Comunidad para el Desarrollo Humano “Rebelión Humanista”, Frías
262, Buenos Aires (Argentina), el sábado 13 de noviembre de 2010.
Entre
nuestros objetivos principales de “La
Comunidad para el Desarrollo Humano” está el de contribuir a instalar una
estructuración de conciencia no violenta como una conquista cultural profunda,
como una configuración de conciencia avanzada en la que todo tipo de violencia
provocara repugnancia con los correlatos somáticos del caso.[1]
Se dijo que,
de consecuencia, “Esto iría más allá de
las ideas o de las emociones que débilmente se manifiestan en las sociedades
actuales, para comenzar a formar parte del entramado psicosomático y psicosocial
del ser humano”.[2] Cabe entonces indagar un poco
sobre la implementación de este ambicioso objetivo.
En su
noción popular, muchos consideran a la no-violencia simplemente como una forma
de lucha por el cambio social y político. En este sentido, vendrán a la mente
las figuras de Mohandas Karamchand Gandhi (conocido popularmente como Mahatma)
y Martin Luther King, como adalides de la no-violencia.[3]
Desde
esta perspectiva, quizá se aprecie por ejemplo su eficacia dentro de un marco
dado de relativa legalidad en el medio, con instituciones medianamente
sensibles a los reclamos no violentos, y con militantes que no se constituyen
(ni se encuentran en condiciones de constituirse) en una fuerza armada para
lograr sus fines por medios violentos.
La
historia muestra incontables casos de cambios sociales obtenidos por medio de
la protesta no violenta. A menudo esto pasa desapercibido para el observador
común ya que habitualmente las protestas no violentas exitosas no gozan de la
espectacularidad de las protestas violentas; de manera que alcanzan poca o
ninguna visibilidad en los medios de difusión masiva, en las crónicas, en los
estudios de historiadores y demás. Como se lo veía en la antigüedad: “La paz es
el periodo que media entre dos guerras”.
Otro
factor que contribuye a ello es que generalmente los cambios sociales obtenidos
mediante las protestas no violentas son considerados “normales”, y por lo tanto
obviados. Por otra parte, muchos cambios logrados mediante la violencia
aparecen a menudo como “excepcionales”, y glorificados como patriotismo,
heroísmo, valentía, sacrificio por una causa, defensa de la libertad, etc.
A
menudo los defensores de los métodos de protesta por medios violentos cuentan
sus logros históricos citando revoluciones, guerras y levantamientos armados.
Los que proponemos la metodología de la no-violencia activa podríamos citar
tantos o más casos de logros históricos, sumando además todos los casos en que
se ha evitado la muerte, el dolor y el sufrimiento de millones de seres humanos
gracias a no haber adoptado métodos violentos.
Por
otra parte, muchos atribuyen a la violencia el mérito de la legítima defensa de
la propia vida, algo que no está en cuestión cuando lo que se debate es la
metodología que se emplea para lograr cambios sociales.
Sea
como fuere, el tema queda reducido a una estrategia o táctica para la
consecución de un objetivo social, soslayando las implicancias éticas,
psicológicas y, en definitiva, espirituales de la no-violencia.
Muchos
siglos antes de que la no-violencia se convirtiera en ello, la no-violencia fue
parte integral de la religiosidad. Aparece mencionada por primera vez en la
historia como “ahimsa”[4] en los Upanishads, textos religiosos de India.[5] Son los jainistas y budistas
quienes la incorporan y desarrollan como mérito y práctica espiritual, como
precepto religioso, tanto en la esfera individual como social. Paradójicamente
para algunos, las dos corrientes citadas no son teístas; o sea que no apelan a
divinidades para dar autoridad a su postura. Gracias a su influencia, esto
adquiere relieve también en el hinduismo. Es decir, la no-violencia aparece por
primera vez dentro de un marco de espiritualidad hace por lo menos 2.500 años.[6] Desde entonces, la
no-violencia cuenta en su haber con innumerables casos de importantes logros de
cambios sociales, políticos, culturales, etc. [7]
Las
corrientes citadas atribuyen una gran importancia a la no-violencia mental y
emotiva, como precursoras de la acción en el mundo. El pensar y el sentir
violentos preceden a la acción violenta. No sólo es necesario evitar las
acciones violentas, sino sobre todo los pensamientos y emociones violentas que
las preceden. La violencia en todas sus formas es considerada como un serio
obstáculo para el desarrollo espiritual.
De
acuerdo con ello, la no-violencia como espiritualidad es una expresión del
sentimiento religioso. “El sentimiento religioso es patrimonio inherente a toda
la humanidad, y se manifiesta en el ser humano como un estado de conciencia con
una especial tendencia o impulso a la búsqueda de un Sentido trascendente de
todo lo existente y a la comunión con éste. Este sentimiento motiva preguntas
profundas acerca de nuestra identidad esencial, de dónde venimos y hacia dónde
vamos, de la vida, la muerte, el sufrimiento, la inmortalidad, etc.”[8] Y este sentimiento religioso
da origen a respuestas.
De
manera que la no-violencia surge en el ámbito de la espiritualidad, y muchos
siglos después es formulada explícitamente como método de lucha por el cambio
social. Entonces, es posible entender a la no-violencia activa como una
expresión de espiritualidad por la que la acción no violenta es guiada por
dicha espiritualidad y sirve a la misma. Este es el motor interno más potente
que pueda tener la no-violencia activa.
Para
que la militancia con la no-violencia activa sirva al desarrollo espiritual, no
bastará que la acción no violenta sea motivada por meros logros externos, sean
estos políticos, sociales, económicos o similares. No bastará tampoco que sea
motivada por reivindicaciones personales, intereses de parte, etc. Dicho en
otras palabras, puede haber una militancia no violenta por diversos motivos que
contemplen un cálculo de beneficio personal, un “recibir” que nos pone a
distancia de la acción válida y su valor espiritual.
La
rebelión contra toda forma de violencia (manifiesta o larvada, interna o
externa), sirve a la superación del dolor y del sufrimiento en los seres
humanos. Superar el dolor y el sufrimiento sirve a liberar la conciencia humana
para pasos evolutivos más avanzados. Y esto hace al Sentido transpersonal de la
vida.
Así
como la acción válida no es tal porque la acción sea convencionalmente “buena”
o “mala”, sino por la intención y el registro que la acompañan, la acción no
violenta servirá al desarrollo espiritual también según la intención que la
anime y el registro que produzca.
La
acción con la mira puesta en el bienestar de otros, en su libertad y felicidad,
adquiere un valor espiritual. La no-violencia activa cobra valor espiritual si
está inspirada y guiada por el amor y la compasión.[9] [10]A efectos de manipular a las
poblaciones, a menudo se ha tendido a escindir la espiritualidad de la
participación activa en los asuntos sociales; mientras que en nuestra
concepción no aparecen de ningún modo como antagónicos, sino expresados en
términos sinérgicos e integrales. La realización de un sentido pleno de vida
pasa por la acción desinteresada en “el mundo de la vida densa” [11]. Esto aparece plasmado en
toda la vida y la obra de Silo, de la que citamos a modo de ejemplo la experiencia
guiada “El Viaje”.
“Entonces, en silencio total, percibo
que algo nuevo comienza a vivir en mi interior. Ondulaciones sucesivas y una
fuerza creciente bañan mi cuerpo, mientras brota en mi ser una profunda
alegría. (*)
Sé que la figura me dice sin palabras:
“Regresa al mundo con tu frente y tus manos luminosas”. (*)
Así pues, acepto mi destino. Luego, la
burbuja y el aro y las estrellas y la pradera y la pared de roca. (*)
Por último, el camino y yo, humilde
peregrino que regresa a su gente. (*)
Yo que vuelvo luminoso a las horas, al
día rutinario, al dolor del hombre, a su simple alegría. Yo que doy de mis
manos lo que puedo, que recibo la ofensa y el saludo fraterno, canto al corazón
que del abismo oscuro renace a la luz del ansiado Sentido.” [12]
“Cualquier cambio que deseemos operar no
puede ser planteado en abstracto sino con referencia a la situación en que
vivimos”.[13] Si bien una gran acción en el
mundo no es indicador suficiente de avance en la vida espiritual, se puede
afirmar que al avance en la vida espiritual le corresponde una creciente acción
válida en el mundo. No sin razón en distintas tradiciones espirituales del
mundo aparece expresada de distintas maneras la famosa “Regla de Oro”: el
Principio de la Acción Válida “Trata a los demás como quieres que te traten”.
Los
Principios de la Acción Válida nos proponen una estrategia transferencial de la
vida, no simplemente catártica. No son unos consejitos prácticos en el estilo
de la “auto-ayuda”, sino instrumentos de desarrollo espiritual. “Trata a los
demás como quieres que te traten” es una exhortación a una acción creciente, no
un precepto moral que indica simplemente abstenerse de hacer daño. La
aplicación cabal de este Principio busca su crecimiento, avanzando hasta donde
pueda llegar nuestro alcance. La no-violencia activa es la expresión conductual
de este Principio espiritual. Quien atienda a su desarrollo espiritual
necesariamente deberá tender a ampliar y perfeccionar la no-violencia, no sólo
en sus pensamientos y sentimientos, sino también en sus acciones.
Estamos
hablando de una verdadera espiritualidad, y no de una confortable
“espiritualidad” de salón. Toda aspiración de espiritualidad deberá superar la
prueba de la relación con el mundo. Es la acción en el mundo la que nos ofrece
el “taller” en el que la espiritualidad se exprese y desarrolle. Allí tendrá su
estímulo y la medida de su avance, al tener que superar resistencias que están
tanto en el medio como en uno mismo. No bastará ya con declamar el “amor” y la
“compasión”, sino que habrá que mostrarlo en la práctica cotidiana.
El
encerramiento en el propio “yo” inhibe el desarrollo espiritual y, por el
contrario, todo desarrollo espiritual implica una dirección mental que lo
trasciende. Recordemos lo dicho por Silo: “Quiero decir: “Yo soy para-mí” y con
esto cierro mi horizonte de transformación.” Y también que “En tanto no
experimente al otro fuera del para-mí, mi actividad vital no humanizará al
mundo.” [14]
No
decimos que uno deba olvidarse de uno mismo en pos de una causa, sino de poner
en los demás “mi blanco de libertad”. En otros términos: “Terminemos esto: ¿quieres sobrepasar tu contradicción profunda?
Entonces produce acciones válidas. Si ellas son tales, será porque estás dando
ayuda a quienes te rodean.” [15]
En “El
Mensaje de Silo” encontramos expresada con claridad está síntesis entre
espiritualidad y no-violencia activa. Las palabras de Silo nos muestran el
valor de la no-violencia como práctica de la espiritualidad:
“Si eres
indiferente al dolor y el sufrimiento de los demás, toda ayuda que pidas no
encontrará justificación.” [16]
“Si no eres
indiferente al dolor y sufrimiento de los demás, debes hacer que coincida lo
que sientes con lo que pienses y hagas para ayudar a otros.” [17]
“Aprende a superar el dolor y el sufrimiento en ti, en tu prójimo y en
la sociedad humana.” [18]
“Aprende a
resistir la violencia que hay en ti y fuera de ti.” [19]
“Nos
oponemos a toda discriminación.
Consagramos
la resistencia justa contra toda forma de violencia física, económica, racial,
religiosa, sexual, psicológica y moral.” [20]
“Nos
proponemos dar creciente cumplimiento a esa regla que nos recuerda tratar a los
demás como queremos ser tratados.” [21]
Y también, “Para la evolución son necesarios el amor y
la compasión. Gracias a ellos es posible la cohesión interna y la cohesión
entre los seres que posibilitan la transmisión del espíritu de unos a otros.
Toda la especie humana evoluciona hacia el amor y la compasión. Quien trabaja
para sí en el amor y la compasión, lo hace también para otros seres.” [22]
Para
que la no-violencia activa tenga la fuerza de la espiritualidad es necesario
conectarla con el sentido trascendente de nuestra vida. Será necesario
reconocer o al menos sospechar la íntima conexión que existe entre la lucha no
violenta por la libertad y la felicidad de todos los seres humanos, y nuestras
profundas convicciones acerca del sentido trascendente de la vida. Será
necesario advertir cómo la lucha no violenta hace a nuestro “Destino Mayor”[23]. Mahatma Gandhi, Luther King y Silo así lo
hicieron, cada uno desde su forma de espiritualidad.
Por
otra parte, la espiritualidad como referencia ética de la no-violencia activa
nos ofrece también un mejor reparo de los “maquiavelismos
ridículos, personalismos por encima de la tarea proclamada en conjunto y
autoritarismos de todo tipo”, de los que nos advierte Silo como defectos
que en el pasado arruinaron las mejores causas.[24]
Está
claro que todos los humanistas del mundo estamos embarcados por igual en la
acción no violenta por humanizar la tierra, tanto los que ven en la
no-violencia activa simplemente una estrategia para lograrlo como los que la
vinculan indisolublemente con la espiritualidad. Sin embargo, dejando sentado
lo dicho, cabe también señalar que los nuevos tiempos sugieren que las ideologías no tendrán por sí solas la
fuerza necesaria para promover grandes cambios sociales a menos que estén impregnadas
por la nueva espiritualidad que se está abriendo paso.[25]
La
transformación integral que prevemos y promovemos es triple: social, cultural y
psicológica. Es muy improbable que se produzcan grandes cambios en uno de
dichos aspectos sin que concurran los
otros dos en similar proporción. Desde antiguo desestimamos la factibilidad de
producir un gran cambio social y cultural prescindiendo de un cambio psicológico
simultáneo y equivalente. Sólo la nueva espiritualidad naciente tiene la
capacidad de integrar todo esto y hacerlo posible. Así, nuestra capacidad de
producir grandes cambios será proporcional a la mística social que anime
nuestras acciones.
Sea
cual fuere nuestra particular forma de espiritualidad, será bueno ponerla como
máximo motor al servicio de una de las mejores causas: la no-violencia activa
como rebelión ante toda forma de violencia.
Comenzamos esta charla
diciendo que indagaríamos acerca de la implementación de uno de nuestros
objetivos conjuntos, el de contribuir a instalar una estructuración de
conciencia no violenta como una conquista cultural profunda. La cerramos aquí,
sabiendo que no hemos agotado el tema, pero seguros de haber contribuido a su
debate.
¡Paz, Fuerza y Alegría para
todos!
[1] “El Libro de La Comunidad”
(La Comunidad para el Desarrollo Humano) Septiembre 2009. Capítulo I.
Explicaciones generales. 3. Objetivos y 4. Una nueva cultura.
[2] Silo – Obras
Completas Vol. II. Apuntes de Psicología. Psicología IV. Conferencia dada por
Silo en Parque La Reja, Buenos Aires, a mediados de Mayo de 2006. 4.
Estructuras de conciencia. Fenómenos accidentales y fenómenos deseados.
[3] En sus variantes,
desobediencia civil (Thoreau), resistencia no violenta, Satyagraha (Gandhi),
etc.
[4] Literalmente, “no-daño”.
[5] Probablemente entre los
siglos VII y V AEC, aunque abierto a debate.
[6] Ver “Orígenes
Históricos de la No Violencia”, conferencia dada por Fernando A. García en el
Tercer Foro Humanista Latinoamericano, sábado 8 de noviembre de 2008, Facultad
de Ciencias Sociales, Buenos Aires, Argentina.
[7] Para más información, ver
“Humanism in India”, de Fernando A. García, CMEH, Buenos Aires, 2008.
[8] “A Una Nueva
Civilización, Una Nueva Espiritualidad”, de Fernando A. García, Ponencia para
el panel sobre espiritualidad. Segundo Simposio del Centro Mundial de Estudios
Humanistas, Fundamentos de la Nueva Civilización, en Parques de Estudio y
Reflexión – La Reja, 31 de Octubre de 2010.
[9] “Breve nota
sobre nuestro amor y nuestra compasión”. Fernando A. García, Buenos Aires,
21/06/08.
[10] “Sobre el amor, la compasión...el
alma y el espíritu” (Silo,
Bomarzo, 03.09.05).
[11] Silo – Obras Completas Vol. I
– Humanizar la Tierra, La Mirada Interna, XIV. La Guía del Camino Interno.
[12] Silo – Obras Completas Vol. I
– Experiencias Guiadas, XI. El Viaje.
[13] Silo – Obras
Completas Vol. I – Cartas a Mis Amigos Sobre la crisis social y personal en el momento actual.
Segunda Carta a Mis
Amigos, 5. Dirección y cambio de situación (17/12/91).
[14] Silo – Obras Completas Vol. I – Habla Silo, I. Opiniones, comentarios y participación en
actos públicos, Acerca de lo humano, Tortuguitas.
Buenos Aires, Argentina, 1 de mayo de 1983 Charla ante un grupo de estudios.
[15] Silo – Obras Completas Vol. I
– Humanizar la Tierra, El Paisaje Interno, XV. Dar y Recibir. 10.
[16] “El Mensaje
de Silo” – El Camino
[17] “El Mensaje
de Silo” – El Camino
[18] “El Mensaje
de Silo” – El Camino
[19] “El Mensaje
de Silo” – El Camino
[20] “El Mensaje
de Silo” – La Experiencia – Ceremonias - Reconocimiento
[21] “El Mensaje
de Silo” – La Experiencia – Ceremonias - Reconocimiento
[22] “El Mensaje de Silo inspira una profunda religiosidad” - El
espíritu humano.
[23] Silo, “El Destino Mayor”, (Mendoza, 20 de octubre de 1989).
[24] Silo – Obras Completas Vol. I. I – Cartas a
Mis Amigos Sobre la crisis social y personal en el momento actual.
Quinta Carta a Mis
Amigos, 6.- El sacrificio de los
objetivos a cambio de coyunturas exitosas. Algunos defectos habituales.
[25] Ver
“Encuentro con Silo, Parques de estudio y reflexión Los Manantiales, 28 de
mayo, 2010”.
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